una de las bandas más vanguardistas del indie electrónico vuelve a las pistas este 2010 con un disco que denota evolución. Esta vez, la dupla canadiense opta por una electrónica un poco mas refinada, con sonidos orgánicos y con vocalizaciones más melódicas.
Crystal Castles, su segundo homónimo, es menos frenético pero mucho más intenso y oscuro. En el, nos encontramos de cara a una montaña rusa de sensaciones, con momentos efervescentes y autoreflexivos. Un producto impecable, que sorprende y te mantiene atento a lo largo de su duración, un salto favorable a la consolidación, que viene a demostrar que la música de CC, no es producto de una manipulación accidental de sintetizadores.
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Crystal Castles, su segundo homónimo, es menos frenético pero mucho más intenso y oscuro. En el, nos encontramos de cara a una montaña rusa de sensaciones, con momentos efervescentes y autoreflexivos. Un producto impecable, que sorprende y te mantiene atento a lo largo de su duración, un salto favorable a la consolidación, que viene a demostrar que la música de CC, no es producto de una manipulación accidental de sintetizadores.
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